La sopa de aleta de tiburón es un clásico en países asiáticos y su creciente demanda llegó a cifras alarmantes, que pusieron en peligro de extinción a diferentes especies de tiburones, perturbando así el equilibrio de nuestros océanos.
Hong Kong, China, Malasia, Taiwán y Singapur son los principales importadores de aletas de tiburón a nivel mundial, estando este último identificado como el segundo comerciante más grande del mundo en cuanto a aletas.
Gracias al movimiento mundial #NoSharkFin (No aletas de tiburón) se está generando una gran conciencia en la sociedad de Singapur y ya varias cadenas de restaurantes y hoteles han retirado de sus menúes esta opción.
Esta consigna además ha logrado que en los últimos 5 años, el consumo de esta especie haya bajado en un 80% en China y se haya eliminado de más de 15.000 cadenas hoteleras a nivel mundial.
Un gran ejemplo de que grandes costumbres se pueden cambiar generando conciencia.
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